Lena anhela unas fiestas del siglo XXI

Lena demanda un cambio en el modelo organizativo de unas fiestas patronales que se repite, prácticamente calcado, de un año para otro desde hace demasiado tiempo, sustituyendo unas orquestas por otras y poco más. Los primeros en reclamar un “giro radical” han sido los hosteleros, que consideran “agotada” esa programación (ver más información en este periódico), pero el público en general también está ansioso de novedades y que no todo se reduzca a un “a, b, c y d” ya tan manido.

   

En uno de los contados “conceyos” que convocó la Concejalía de Participación Ciudadana, allá por julio de 2007, una treintena de representantes de colectivos locales asistieron a la asamblea, en el Hotel de Asociaciones “Juan Muñiz Zapico”, para aportar ideas sobre como deberían ser Les Feries de aquel año, que además contaban con un presupuesto muy ajustado, de unos 55.000 euros. El objetivo era que surgiesen propuestas que supliesen con imaginación la limitada disponibilidad económica del Ayuntamiento. Salieron a relucir diversas sugerencias, sin que ninguna de ellas consiguiese colarse en futuros carteles: un desfile de carrozas, una semana de teatro, una feria de productos típicos...

En las páginas de LA VOZ DE LENA, entonces en edición impresa, se apuntaron, asimismo, una serie de actividades que se estaban desarrollando con gran éxito en diversas localidades asturianas y del resto del país. Algunas todavía son extrapolables a la actualidad, como la instalación de casetas, a modo de marco de encuentro para pandillas de amigos, peñas o cofradías, que en la región tiene citas tan consolidadas como la del Xiringüelu, en Pravia, o San Timoteo, en Luarca. Con las pertinentes medidas de seguridad y con ciertas normas, para evitar que se acabe convirtiendo en una zona libre de “botellón”, los terrenos de El Sotón brindan unas magníficas condiciones para habilitar un recinto de esas características.

El “Alcuentru L.lenizu”, que cobró mucho brío en sus primeras ediciones, en la pradera de las piscinas de El Masgaín, se ha ido apagando poco a poco, hasta quedar reducido a una desangelada recogida del “bollu” y la botella de vino en el pabellón cubierto del Colegio “Jesús Neira”. Sin embargo, en las celebraciones de diversos pueblos lenenses se reúnen decenas de personas en torno a “pulpeiradas”, “parrilladas” o “corderadas”. Una conjunción gastronómica de toda esa oferta podría tener una buena acogida popular en La Pola.

Mientras que en otras poblaciones se elige una reina y las damas de honor de las fiestas, en Lena, tierra de la que han salido varias “misses” autonómicas, esas galas no existen, aun cuando suelen suscitar una alta expectación y hacen muy felices a las chicas elegidas y a sus familias.

Muestras de cetrería, que entusiasman sobre todo a los más pequeños, un certamen de tunas, exhibiciones deportivas o un concurso de karaoke serían más alternativas a estudiar. Sin olvidar la peatonalización temporal del centro urbano, que transformaría ese área en un lugar ideal para ampliar terrazas y para el paseo y disfrute de vecinos y visitantes.

Respecto a la música, la apuesta por montar pequeños escenarios en barrios, para solistas, dúos o tríos, no acaba de encontrar encaje en un fin de semana “grande” en el que las miradas se dirigen hacia el entoldado de la Plaza Alfonso X el Sabio. Pero, aprovechando esa carpa, sí serían un buen aliciente para el viernes, sábado y domingo anterior, con actuaciones en sesiones vermú y a última hora de la tarde, que valdrían para “calentar” el ambiente festivo.

Las orquestas, que duda cabe, son parte esencial de las verbenas, pero también hay otras atracciones que serían bienvenidas a La Pola. Como los “tributos”. Diversos grupos cantan por solistas y formaciones de primera línea, como “Amaral” (los ovetenses “Soqueral” lo clavan), Joaquín Sabina (Silvia y Gema Fernández), Tino Casal, Manolo Escobar, “El Último de la Fila”… La única experiencia en esa parcela, con “Real Straits” (en la fotografía), se ganó el aplauso de los asistentes, en una cifra muy por debajo de la que hubiese sido lógica en relación con la calidad de la banda porque el concierto se programó en la noche de un domingo, jornada en la que está comprobado que los cuerpos no están ya para bailes. Así quedó de manifiesto, una vez más, con la insignificante afluencia que registró la excelente orquesta gallega “Marbella” el pasado 15 de octubre.