Las "vueltas" del Casino de Lena

El Casino de Lena que pudo ser de Lena y que ahora trae en jaque al Ayuntamiento de Lena. Aunque a primera vista parezca un intringulis, la aclaración es muy sencilla: en el año 2009 el entonces presidente de la sociedad cultural y recreativa que gestionaba la emblemática casona del Parque Infantil, en el centro de La Pola, el fallecido Julio Tomillo Montes, propuso al equipo de Gobierno local una cesión del inmueble a cambio de la segunda planta del local de la calle Cava Baja, en cuyo bajo se hallan las oficinas comarcales de las consejerías de Medio Rural y Pesca y de Medio Ambiente. Sin embargo, aquel acuerdo no prosperó, rechazado por argumentos como que ese piso superior no reunía condiciones de habitabilidad. Ese espacio había sido adquirido durante la etapa de Hugo Alfonso Morán en la Alcaldía, por 80 millones de las antiguas pesetas (480.000 euros en su reconversión a la moneda actual), para reubicar la Biblioteca “Menéndez Pidal”, que aún se mantiene en las desbordadas dependencias del edificio de usos múltiples de la Plaza Alfonso X el Sabio.

La directiva de la entidad pretendía que el Consistorio asumiese el pago del crédito concedido por “Cajastur”, firma bancaria que ya había establecido un plazo para proceder a un embargo si no se liquidaba la deuda pendiente para una remodelación que se tasó inicialmente en 240.000 euros, una previsión presupuestaria que se duplicaría una vez que arrancaron los trabajos.

En una conversación con este periódico Julio Tomillo reconocía que se había entrado “en un callejón sin salida”, al carecer de dinero para continuar con una adecuación que comenzaba en mayo de 2007, después de haber dejado atrás una tortuosa tramitación administrativa, a remolque de la aprobación definitiva del “Plan General de Ordenación Urbana” (“PGOU”). En el proyecto se planeaba elevar el bajocubierta, hasta alinearlo en altura con el resto de edificaciones de esa margen de la calle. En ese nivel se habilitaría un salón con capacidad para la celebración de conferencias, exposiciones o bailes, además de servir como marco para reuniones y juegos.

La licencia municipal otorgada para subir ese bajocubierta a sus actuales propietarios, la empresa lenense “Turismo Aramo”, ha desencadenado en un proceso judicial que ha derivado en una sentencia que decreta su demolición, como se puede leer en este periódico, y que todavía puede tener mayor recorrido en los tribunales.