La sidra, de más a menos en Lena

La sidra era declarada oficialmente este miércoles, 4 de diciembre, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la “Unesco”, en reconocimiento, según se refleja en la valoración del jurado, a su importancia en rituales festivos y en el vocabulario popular asturiano, junto con la originalidad del escanciado. La noticia de la distinción cierra un largo proceso y ha sido celebrada con alegría en el Principado, que ya posee un símbolo de valor internacional. Sin embargo, en Lena, “puerta” de Asturias, la típica bebida regional ha ido perdiendo protagonismo ante la presión de otros hábitos de consumo. Para la memoria histórica del Municipio quedan llagares como el de La Nozala, en otro tiempo un concurrido lugar de ocio, o el de Los Fuexos, en la parroquia de Muñón, que llegó a comercializar una marca propia en el siglo pasado.

Asimismo, son muy pocas las casas en las que se mantiene la tradición familiar de elaborarla para consumo propio, ante el progresivo despoblamiento del ámbito rural, y también son cada vez más contadas las espichas que se organizan. Entre ellas, la que convocaba anualmente el Coro "La Flor".

En la hostelería lenense la sidra sí conserva cierta presencia, con media docena de sidrerías concentradas en torno a la Plaza del Mercado (Parque Infantil) y en calles aledañas, como Corresponsal Tino Rebustiello y Luis Menéndez Pidal. Pero en la actualidad están cerrados establecimientos con larga dedicación al sector, como “Casa Cuca”, en La Barraca, o “La Sierra”, en el barrio de Robledo. Algunas vinotecas y cafeterías la ofrecen a sus clientes, si bien con escanciadores mecánicos o con tapones.

En la fotografía, el Parque Infantil, que se podría considerar la plaza sidrera de La Pola.