Un pedestal de cemento, con forma circular, sobresale unos treinta centímetros sobre el suelo en una zona de uso común de uno de los lugares más emblemáticos de La Pola, como es la barriada minera de Santa Cristina. Se trata de los restos de un malogrado recinto de juegos para los niños que, en su día enrejado, no consiguió atraer a los más pequeños y se decidió desmontar, retirando aquellos barrotes y dejando como legado una base, hoy muy degradada, que afea considerablemente el entorno. En definición de los propios vecinos, “un mazacote”.
Los residentes en el barrio piden su demolición o al menos realizar una limpieza en profundidad y darle un toque estético a esa estructura. “Se pusieron macetas por unos cuantos sitios y aquí no trajeron ni una siquiera; para lo único que sirve esto es para que se formen charcos cuando llueve”, expresan los interlocutores que se han puesto en contacto con este periódico.
Vecinos de Santa Cristina se han volcado este año en la instalación de decoración navideña, con la colocación de diversas figuras en sus jardines, por lo que lamentan la pobre imagen que ofrece ese bloque de hormigón, “que no vale absolutamente para nada”.
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